La misión de Jerónimo
En el año 367 el padre de la Iglesia Atanasio, en su carta de Pascua de Resurrección, mencionó por primera vez un compendio de los libros reconocidos por la Iglesia, que es idéntico al canon (= medida, línea a seguir, o listado, catálogo), es decir, al compendio de escrituras "sagradas" vinculantes. Cuando Jerónimo, padre de la Iglesia, publicó la llamada Vulgata (palabra procedente del latín que significa extensamente difundida) en el año 383, ya existía una amplia recopilación de escrituras eclesiásticas vinculantes. La Vulgata es una traducción al latín de los textos originales bíblicos redactados en griego y hebreo. Hasta entonces había muchos textos traducidos al latín en uso, de los cuales todos se diferenciaban en mayor o menor grado.
Por esto, Jerónimo explicó la situación insatisfactoria en una carta dirigida al que le encomendó la misión, el papa Dámaso I (305-384, papa desde 366), Pero antes dediquemos unas palabras al mismo papa: Dámaso conquistó para sí el trono en los años 366 y 367, después de unas guerras sangrientas entre una tropa de mercenarios y los seguidores de su rival Ursino. Así, la gente de Dámaso asaltó el 26 del 10 del 366 por ejempo la iglesia de Santa Maria Maggiore y mataron a 137 seguidores de su rival Ursino (Alesander Demandt, Historia de la antigüedad, pág. 89 versión en alemán, editado por C.H.Beck Verlag, Munich). Pero fue la actuación del prefecto romano pagano Vettius Agorius el que decidió el final de la guerra interna católica a favor de Dámaso como nuevo "representante de Cristo" aparente y en contra de Ursino. El precepto sucesor de Roma, sin embargo, no quiso tolerar a posteriori la masacre del papa y quiso demandar a Dámaso I por instigación al asesinato. Pero el papa disponía de conexiones poderosas y con mucha influencia. Amigos ricos del papa se cuidaron de que los emperadores respectivos siempre tomaran partido por el dirigente de la Iglesia y la demanda del prefecto por los crímenes papales ni siquiera fue aceptada. Es más, incluso: "Dámaso se impuso con ayuda de dos edictos, el emperador Valentiniano I y Graciano, que reconocieron a la Iglesia romana el poder disciplinario y que ordenaron la colaboración de los funcionarios estatales a la hora de llevar a cabo sus sentencias" (http://www.kirchenlexikon.de/d/damasus_i_p.shtml). Eso tiene mucha importancia porque muchas personas creen que la Biblia fue inspirada por el "Espíritu de Dios", sin haberse preocupado del entorno en el que fue creada.
A continuación viene un extracto de esa carta que Jerónimo escribió al papa Dámaso I, después de que el maestro de la Iglesia hubiera terminado la revisión de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento:
“Tú me obligas a crear una obra nueva partiendo de una antigua, y a su vez a actuar como árbitro sobre ejemplares de la Biblia, después de que hayan sido difundidos desde hace mucho tiempo por todo el mundo y donde difieran entre sí, decidir cuáles están en concordancia con el texto griego auténtico. Es una tarea que igual que exige entrega con amor, alberga en sí peligros y es temeraria a su vez: juzgar sobre los otros y a la vez estar sujeto al juicio de todos. Intervenir en el lenguaje de un anciano cambiándolo y remontar un mundo ya anticuado a los días de su primera infancia. ¿Y si se encontrase aunque solo fuera uno que, sea instruido o no, me llame a viva voz falsificador y sacrílego porque tuve la osadía de agregar, cambiar o corregir en los antiguos libros [latinos] que alguna vez haya leído, y que cuando apenas tome en su mano este tomo [la revisión de los evangelios], descubra que lo que aquí lee no sea de su gusto?
Hay dos reflexiones que me consuelan y me permiten acoger sobre mí esa lacra: por un lado que tú, el obispo de mayor rango, me ordenes hacerlo: por otro, que es difícil encontrar la verdad en formas diferenciadas de lectura, como confirmarían también mis difamadores. Si precisamente uno puede confiar en los textos en latín, díme entonces por favor: ¿en cuáles? Hay casi tantas formas de texto como copias. Pero si la forma del texto verdadera tiene que surgir de la comparación de varios, ¿por qué no volver al original griego y después mejorar todos los errores, sean de traductores de poco fiar, o se trate de mejoras a peor o temerarias, críticos de texto incompetentes o simplemente se trate de añadiduras o cambios de copiadores distraídos? ... Yo ahora hablo del Nuevo Testamento: ... Mateo, Marcos, Lucas, Juan; si los comparo con los escritos a mano griegos – ¡claro que son antiguos! – fueron reelaborados por nosotros. Sin embargo, para evitar grandes diferencias con el enunciado en latín, así como estamos acostumbrados en las interpretaciones, hemos contenido nuestras plumas y solo hemos mejorado donde parecía haber cambios en el sentido, mientras que todo lo demás lo dejamos como estaba".(Preámbulo al Nuevo Testamento; citado según "A. M. Ritter, Kirchen- und Theologiegeschichte in Quellen" - "Historia de las Iglesias y de la teología-", tomo 1 -" Alte Kirche"- antigua Iglesia -, pág. 181, en el original " J. P. Migne, Patrologiae cursus completus, series Graeca (MPG) 29, Sp. 525 ff".)
Jerónimo decía de sí mismo que no era un fanático, sino más bien un hombre ponderado que, a partir de todo el material existente, elaboró una obra para la cual se consideraron todos los intereses predominantes. Dado que, como Jerónimo mismo escribe, los textos latinos evidentemente ya estaban ampliamente distribuidos "por todo el mundo", omisiones o adjunciones notorias o importantes en ese punto son prácticamente inconcebibles, incluso aún tratándose de un precepto de honestidad de un científico para con falsificaciones anteriores. Con determinados conflictos en los textos Jerónimo seguro que se decidió a favor del papado de entonces, el que le encomendó la misión. Él mismo escribió sobre eso literalmente: "Mientras que todo lo demás lo dejamos como estaba" lo que naturalmente no aumenta la fiabilidad de esos textos.